Distinción entre terapeuta, psicólogo/a y psiquiatra
Anaís Gandiaga | Terapeuta Gestalt | Cádiz | Online
DISTINCIÓN ENTRE TERAPEUTA, PSICÓLOGO/A Y PSIQUIATRA.
La confusión entre las áreas de actuación de estas tres profesiones es bastante común.
Se escuchan cosas como «no voy a terapia porque no quiero que me pongan una etiqueta», «no voy a terapia porque tengo miedo de que me mediquen» o «los terapeutas hacen intrusismo profesional», afirmaciones que no tienen sentido y nacen del desconocimiento de los diferentes ámbitos de la salud mental y el acompañamiento terapéutico.
Vamos a intentar aclarar estos términos de forma resumida para quienes no están familiarizados con ellos, centrándonos especialmente en el quizá menos conocido de ellos: la figura de la o del terapeuta.
PSIQUIATRA
Empecemos por la figura del o de la psiquiatra: el gremio de la psiquiatría está compuesto por profesionales de la medicina que se han especializado en neurociencia y salud mental. Las y los psiquiatras realizan diagnósticos en base a los manuales de referencia (DSM-V, CIE 10…) y son los únicos profesionales de la salud mental que pueden indicar el uso de la farmacología para medicar a una persona cuando consideran que su trastorno o patología altera su vida de una forma importante. Puede ser el caso de una persona que tenga un trastorno bipolar de tipo I o una depresión severa y que necesitan equilibrar la química del cerebro para poder tener una vida funcional.
Según la Wikipedia:
La psiquiatría o siquiatría es la especialidad médica dedicada al estudio de los trastornos mentales de origen genético o neurológico con el objetivo de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastornos mentales, y asegurar la autonomía y la adaptación del individuo a las condiciones de su existencia.
Entonces, para aclarar confusiones populares, recordemos: las y los psiquiatras son los únicos profesionales de la salud mental que son médicos y pueden recetar medicamentos.
PSICÓLOGO/A
Las y los psicólogos son profesionales que han completado el Grado de Psicología. Hay varias ramas dentro de la psicología (que a su vez se dividen en otras): Psicología Social, Psicología del Trabajo y las Organizaciones, Psicología Jurídica, Piscología del Desarrollo y la Educación y Psicología Clínica y de la Salud. Esta última conlleva una especialización a través de un máster y es la única que autoriza para diagnosticar pacientes.
El itinerario académico del Grado de Psicología, por tanto, no tiene carácter habilitante para ejercer en consulta. Engloba un amplio abanico de materias que no están enfocadas en el acompañamiento de personas. Las asignaturas de Psicología Clínica versan sobre psicopatologías, diagnóstico de trastornos y técnicas de intervención, principalmente desde la perspectiva cognitivo-conductual. Por lo que, para trabajar con pacientes, es necesario hacer un máster, tanto desde la rama clínica, cómo decíamos antes, que es la que puede hacer diagnósticos, como desde la sanitaria general, en la que el máster capacita para tratar patologías siempre que sea en colaboración con un/a clínico/a o un/a psiquiatra.*
Según la Wikipedia:
La psicología es, a la vez, una profesión, una disciplina académica y una ciencia que trata el estudio y el análisis de la conducta y los procesos mentales de los individuos y de grupos humanos en distintas situaciones, cuyo campo de estudio abarca todos los aspectos de la experiencia humana y lo hace para fines tanto de investigación como docentes y laborales, entre otros. Hoy en día, la psicología no es una ciencia unitaria, pues existen diversas perspectivas psicológicas, que se corresponden con enfoques, corrientes o escuelas cada una de las cuales posee sus propios sistemas conceptuales y metodológicos.
Siguiendo con los recordatorios aclaratorios, especificamos: los profesionales de la psicología no hacen uso de la farmacología y sólo las y los psicólogos clínicos están autorizados para diagnosticar. Si un/a psicólogo/a estima necesaria la valoración sobre si una persona puede beneficiarse de la medicación, hará una derivación del caso en cuestión a un/a psiquiatra.
TERAPEUTA
Un/a terapeuta es un/a profesional del acompañamiento terapéutico a personas y/o grupos. En España hay titulaciones que habilitan, dentro de la legalidad, para ofrecer asesoramiento y acompañamiento terapéutico.
Un/a terapeuta de orientación gestáltica (piscoterapia humanista), por ejemplo, como es mi caso, ha recibido una formación de un mínimo de cuatro años. La particularidad de la formación para ser terapeuta Gestalt es que, además de teoría y metodología, implica obligatoriamente:
– Hacer un proceso personal tanto grupal como individual: para acreditarse como terapeuta hay que certificar haber recibido un mínimo de 80 horas de terapia individual independientes de la formación.
– La formación incluye la práctica del acompañamiento terapéutico desde las diferentes herramientas de intervención.
Es decir, las y los terapeutas, además de formarnos, hemos hecho un camino de trabajo propio profundo para conocernos e identificar nuestras neuras caracteriales, nuestros mecanismos adaptativos y de defensa y nuestras heridas: nuestra propia enfermedad. De cara a la persona que se pone en nuestras manos, esto es fundamental para tener una mirada limpia y no poner interpretaciones, proyecciones, introyectos o juicios sobre ella. Es por eso que decimos que nos usamos a nosotras y nosotros mismos como herramientas fundamentales de trabajo: acompañamos a la persona por un camino que hemos transitado.
Según la Wikipedia:
La terapia Gestalt (también, psicoterapia Gestalt y piscoterapia gestáltica) es una psicoterapia que tiene como objetivo permitir al paciente llegar a ser más completo y creativamente vivo y liberarse de los bloqueos y asuntos inconclusos que disminuyen la percatación del momento presente, la satisfacción óptima, la autorrealización y el crecimiento.
[…] La terapia Gestalt también puede definirse como una forma de psicoterapia existencial/experiencial que enfatiza la responsabilidad personal y se enfoca en la experiencia del individuo en el momento presente. Se le considera parte de la psicología humanista (Tercera Fuerza) dentro de la psicología, que se caracteriza porque no se centra exclusivamente en descubrir y tratar psicopatologías, sino también y sobre todo en desarrollar el potencial humano total.
Por tanto, para concluir con las aclaraciones: los terapeutas no diagnosticamos ni medicamos y sería más preciso encuadrarnos dentro del acompañamiento terapéutico para la salud psicoemocional: ofrecemos acompañamiento y orientación para los malestares vitales y dificultades derivadas de conflictos personales, duelos, relaciones interpersonales, autoestima, autoconocimiento, comunicación o desarrollo personal.
Los casos que requieren la intervención de una psicóloga o psicólogo los derivamos a profesionales de la psicología, como los que supervisan nuestro trabajo.
Es decir, que estas tres profesiones pueden trabajar complementariamente y hacer derivaciones y recomendaciones entre sí según las necesidades del paciente.
A TENER EN CUENTA…
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Es cierto y preocupante que hay personas que se identifican como terapeutas aún teniendo una formación escasa y poco rigurosa. Como también hay psicólogos/as que no han hecho ningún tipo de proceso personal antes de ponerse frente a un paciente o que emplean métodos o corrientes de intervención cuanto menos controvertidos.
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Con lo cual es una buena idea comprobar la formación y el recorrido personal del profesional por el que nos decantemos. Hay psiquiatras y psicólogos que también se han formado como terapeutas en psicoterapias acreditadas por la FEAP* (como la psicoterapia Gestalt) y terapeutas que complementamos nuestra formación con estudios de Psicología y especializaciones en aspectos clave como la teoría del apego y el abordaje del trauma, junto con el estudio y aplicación de otras herramientas como el enfoque Cognitivo-Conductual, el Psicodinámico, el Sistémico, el EMDR…
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Un buen profesional, independientemente del gremio al que pertenezca, es alguien que se está formando y está investigando continuamente.
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Un buen profesional tiene un proceder responsable que prioriza siempre a la persona y lo que puede ser más adecuado o beneficioso para su bienestar, incluyendo el derivarla a otro profesional que pueda ayudarla mejor.
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Un buen profesional está en constante supervisión: la supervisión es el acompañamiento que recibimos de otros profesionales de la salud mental y el acompañamiento terapéutico, que supervisan tanto los casos en los que estamos trabajando como nuestro propio proceso, de manera que dispongamos de una mirada más completa para enriquecer el trabajo con nuestros pacientes.
* Los psicólogos clínicos que superan el PIR son los únicos que pueden trabajar en el Sistema Nacional de Salud.
* FEAP: Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas
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